Un bono es un producto financiero que permite a un inversor prestar dinero a una entidad emisora. A cambio de poseer un bono, el prestamista recibe el pago de un interés, también llamado interés nominal. En pocas palabras, es una forma de préstamo. El comprador de un bono es, por definición, el prestamista, mientras que el emisor es el prestatario. La emisión de bonos es una práctica que permite a las entidades autofinanciarse. El dinero que una empresa recibe de los bonos emitidos se considera un préstamo. En general, debe devolverse al cabo de un tiempo en una fecha previamente acordada. Hasta esa fecha, el titular del bono (el prestamista) recibe el pago de intereses. Las entidades emisoras pueden ser corporaciones, ciudades o incluso gobiernos nacionales.
Hay tres elementos clave de un bono que es importante comprender bien: cupón, valor de paridad y fecha de vencimiento.
Aunque son varias las entidades que pueden emitir bonos, se hace una distinción general entre dos tipos de emisores:
Los Estados suelen emitir bonos a fin de generar dinero para financiar los costes de carreteras, escuelas, puentes u otras infraestructuras. En algunos países, el gasto de una guerra (imprevista) también puede generar la necesidad de recaudar fondos. Con frecuencia, los bonos tienen vencimientos de diez o más años, y se consideran inversiones a largo plazo.
Los bonos corporativos los emiten las empresas para permitir que sus negocios crezcan. Al emitirlos, las empresas pueden comprar inmuebles y equipos y emprender proyectos lucrativos. También se pueden emplear los ingresos extra para investigación y desarrollo o para contratar personal. En algunos casos, las empresas necesitan más dinero del que un banco habitual puede prestar, y los bonos pueden solucionar este problema al permitir que muchos inversores individuales presten dinero. La deuda corporativa puede cubrir un margen que va desde lo extremadamente seguro a lo sumamente arriesgado.
Aparte de los diversos emisores, existen diferentes tipos de bonos dependiendo de sus características. Los cuatro tipos comunes:
Estos bonos no tienen fecha de vencimiento fija y existe la posibilidad de que no lleguen a ser reembolsados.
En determinadas condiciones, estos bonos pueden convertirse en acciones de la empresa.
Estos bonos tienen un tipo de interés variable.
En caso de que la entidad emisora quiebre, estos bonos solo se reembolsarán una vez se hayan reembolsado todos los demás bonos adeudados. Por consiguiente, los riesgos y beneficios son relativamente elevados.
La forma más habitual de comprar bonos es a través de un bróker, y las comisiones por la compra varían de un bróker a otro. Con DEGIRO, puedes comprar bonos del Estado y corporativos online en un gran número de mercados, con una comisión por transacción que depende del mercado del bono. A diferencia de otros instrumentos financieros, el precio de los bonos no está fijado en divisa, sino como porcentaje del valor de paridad. Esto facilita el cálculo del tipo de interés efectivo.
El precio al que se compra o vende un bono puede depender de muchos factores. Aunque el Cupón y el valor nominal son constantes, el valor del bono puede cambiar. Estos son los principales factores que pueden influenciar el valor de un bono:
Condiciones del mercado: los bonos son anticíclicos, lo que puede afectar su valor. Cuando al mercado de valores le va bien, los bonos suelen interesar menos a los inversores porque otros productos financieros, como las acciones, parecen más rentables. Esto hace que el valor de un bono baje. En este caso, los emisores deben prometer pagos de intereses más elevados para que el bono siga siendo atractivo para invertir en él.
Tipos de interés: La mayoría de los bonos pagan un cupón fijo que se hace más atractivo si los tipos de interés bajan. Esto provoca un incremento de la demanda y hace subir el precio del bono. Al contrario, si los tipos de interés suben, el cupón que paga un bono se vuelve menos interesante para los inversores, lo que provoca un descenso en su precio. En general, el valor de un bono se mueve en la dirección opuesta a la del tipo de interés. Este concepto se simplifica en la siguiente imagen:
Riesgo potencial: cuando los accionistas piensan que aumenta el riesgo, el precio de un bono puede bajar. A medida que aumenta el riesgo, los inversores buscan una mayor compensación.
Duración: los bonos con una duración más larga, por ejemplo, de diez años, pagan más que los que tienen una duración más corta, como de un año. Esto se debe a que a los prestamistas se les paga por invertir su dinero durante un periodo más largo. Es probable que los bonos de larga duración tengan un cupón más alto que los de corta duración. El tiempo hasta el vencimiento también puede influir en el valor de un bono. En este caso, cuanto más se acerque el vencimiento, más se aproximará el precio al valor nominal.
Calificación: las agencias de calificación (por ejemplo, Moody's y Standard Poor's) le asignan calificaciones crediticias a los bonos. Éstas se basan principalmente en la seguridad del bono. A medida que la calificación crediticia disminuya, lo más probable es que el precio de los bonos disminuya también, volviéndose menos atractivos para los inversores.
Los inversores que planean mantener el bono hasta su vencimiento no necesitan preocuparse realmente por los movimientos de precios en el mercado, ya que al vencimiento del bono recibirán la totalidad del capital inicial invertido (salvo incumplimiento del emisor). Los movimientos de precios, por otro lado, afectan sobre todo a aquellos que quieren vender los bonos antes de su vencimiento.
La ventaja más evidente de un bono es el hecho de que es una inversión relativamente segura. Si lo mantienes hasta la fecha de vencimiento, se te reembolsará el valor de paridad salvo que la entidad quiebre.
Los bonos pueden ser lucrativos de dos maneras. La primera, recibirás el valor de paridad si mantiene el bono hasta la fecha de vencimiento. Antes de esa fecha, se te abonarán los intereses (el cupón). También puedes beneficiarte si vendes tu bono a un precio superior al que pagaste al comprarlo.
Las inversiones pueden ser lucrativas, pero no están exentas de riesgos. En DEGIRO practicamos una política de honestidad y transparencia con respecto a los riesgos asociados a las inversiones. Antes de empezar a invertir, deben considerarse algunos factores: puede ayudar reflexionar sobre el nivel de riesgo que estás dispuesto a asumir y qué tipo de productos son los más adecuados para alcanzar sus objetivos. Aunque la fecha de vencimiento de un bono se establece previamente, siempre existe la posibilidad de que la entidad emisora quiebre. De ahí que los bonos reciban a menudo una calificación de riesgo por parte de agencias de calificación crediticia independientes, como Moody’s y Standard & Poor’s.
La información contenida en este artículo no está redactada con fines de asesoramiento, ni pretende recomendar ninguna inversión. Debe tenerse en cuenta que los hechos pueden haber cambiado desde que el artículo fue redactado originalmente. Invertir conlleva riesgos. Puedes perder parte de tu dinero o la totalidad del mismo. Te aconsejamos invertir exclusivamente en productos financieros adecuados a tus conocimientos y experiencia.
Nota:
Invertir conlleva riesgos. Puedes perder (parte de) tus fondos invertidos. Te sugerimos que inviertas únicamente en instrumentos financieros que se ajusten a tus conocimientos y experiencia. Esto no es un consejo de inversión.
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